Catearon el lugar y había más de 100 perros. Los vecinos, acostumbrados a los aromas de la vida cotidiana, notaron algo fuera de lo común. El hedor no era pasajero ni accidental. Permanecía, se intensificaba y parecía salir de una vivienda en particular.
Un operativo ministerial encabezado por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), respaldado por la Policía Estatal y la municipal, así como elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado de México y de la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf) irrumpieron este jueves en el domicilio señalado.
Los sonidos eran agudos, insistentes, como si los animales supieran que algo terrible ocurría dentro de esas paredes. Finalmente, alguien se atrevió a denunciar y el caso quedó en manos de las autoridades.
Catearon el lugar y había más de 100 perros. Los vecinos, acostumbrados a los aromas de la vida cotidiana, notaron algo fuera de lo común. El hedor no era pasajero ni accidental. Permanecía, se intensificaba y parecía salir de una vivienda en particular.
Al ingresar, los agentes encontraron contenedores plásticos repletos de posibles restos de perro, bolsas con carne ya procesada y vísceras desparramadas en el piso.
Nada indicaba que el lugar fuera un negocio formal ni que allí se realizara otra actividad distinta a lo que las pruebas evidenciaban.
Entre el caos, varios perros fueron encontrados en distintos puntos de la propiedad. Algunos estaban en malas condiciones, según refieren reportes preliminares. La Fiscalía General de justicia emitió una ficha dando a conocer que fueron más de 100 canes los que rescataron.
Las autoridades ahora investigan cuánto tiempo llevaba el detenido realizando estas actividades y si la carne fue distribuida en comercios locales, sin embargo, no descartan que la carne la habría comercializado a negocios de venta de barbacoa y embutido en la región, anunciaron que los restos encontrados en el sitio serán analizados por peritos en antropología para determinar su especie.
En el lugar fue detenido Mateo N., de 66 años, quien fue trasladado al Centro de Justicia para la Mujer en Toluca. Aunque la investigación sigue en curso, enfrenta cargos por maltrato animal y posiblemente otros delitos relacionados con el comercio ilegal de carne. Los vecinos lo describían como un hombre tranquilo y solitario, alguien que pasaba desapercibido.
Vía: Noticias - El hueso de Max
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