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El Juego del Calamar

Arturo Romero Garrido

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El Juego del Calamar
26 oct., 2021
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Siendo la serie de Netflix más vista del año el impacto que ha causado el Juego del Calmar es notorio, actualmente se transmite en alrededor de 90 países, ha sido vista por más de 132 millones de personas y de acuerdo a Bloomberg ha generado ganancias netas por más de 900 millones de dólares.
Ambientada en Corea del Sur la serie nos muestra el fracaso generalizado de una sociedad que se encuentra desesperada, con un presente caótico lleno de obstáculos y un futuro que luce sin esperanza. 
Podemos decir que el denominador común de todos los participantes del juego del calamar es que viven al límite, con deudas que son prácticamente impagables no importando cuanto se esfuercen por tratar salir de ellas si es que intentaran hacerlo de manera legal.
De modo que la desesperación aunada al sentido de supervivencia los lleva a arriesgar su vida en un juego de todo o nada porque consideran que afuera en el mundo real ya no hay salida, en cambio, dentro del juego creen tener esperanza.  
La historia que desarrolla el guión es cruel pero realista. Es el resultado de una sociedad fallida, es decir, una ciudadanía en proceso de destrucción que ha perdido su cohesión, su armonía y su paz.
Y si bien es cierto se trata de una serie de televisión, bien podríamos decir que las vidas de los protagonistas resultan ser muy parecidas a la de millones de mexicanos que enfrentan todos los días condiciones de pobreza, desigualdad e injusticia.
Se dice que el ser humano es empujado por motivaciones arraigadas y complejas, así es como lo interpreta Robert Browning cuando menciona que “las aspiraciones de un hombre deberían de superar sus posibilidades, o ¿para qué hay un paraíso?”
Dicho de esta manera las motivaciones del hombre deberían ser el fomento al amor al prójimo, el respeto a los derechos del hombre y a las libertades con el objetivo de alcanzar la felicidad, sin embargo, la realidad es muy diferente sobretodo en un mundo donde el dinero es el trofeo más codiciado y en el que se vale de todo para conseguirlo.
Así pues, mientras el fin justifique los medios estaremos condenados a ser  una sociedad que nunca alcanzará la justicia, la paz, la armonía… así el juego del calamar nunca tendrá fin.

 


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