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El presagio de Bismarck

Arturo Romero Garrido

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El presagio de Bismarck
24 ene., 2022
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El presagio de Bismarck

En el momento en que Napoleón Bonaparte perdió la última de sus batallas en Waterloo en 1815 cayendo ante las tropas inglesas y alemanas no solo se diluyó la oportunidad que tenían los franceses de crear un imperio mundial, sino que también implicó (por improbable que pareciera en aquel momento) que surgiera un nuevo país que ocuparía su posición como líder en Europa.
Después de ser el campo habitual donde se realizaban gran parte de las guerras en Europa (principalmente auspiciadas por los franceses) los diferentes principados de habla alemana comenzaron a fusionarse alrededor de la provincia más grande y fuerte que tenían en aquel entonces que era el reino de Prusia.  
Por increíble que parezca no fue el comercio, la cultura o el trabajo de las tierras las que unieron a los diferentes reinos alemanes; fue la guerra.
Cerca de los años 1870 es cuando termina de consolidarse y surge como tal el Segundo Reich Alemán, un imperio que empezaba a alzarse frente a todo el Occidente y que poseía una mezcla de lo mejor del mundo, tenían a gran parte de los mejores músicos, filósofos, químicos y físicos de la época.
Como era de esperarse esta combinación de capacidades propiciaron un rápido desarrollo económico basado fundamentalmente en la investigación y trasformación de materia prima a productos terminados de alto valor, era un nuevo periodo industrial para Alemania. 
Esta nueva era industrial alteró el status quo del comercio que reinaba en Europa y posteriormente en el resto del mundo. 
En primera instancia las producciones de las fábricas abastecieron en gran medida el consumo y demanda nacional, por lo que ya no fue necesario que los alemanes importaran productos manufacturados de otros países, así cada vez fueron más autosuficientes.
Después, cuando el mercado nacional estuvo cubierto las grandes empresas tuvieron que mirar a otras latitudes para colocar la sobreproducción que tenían sus fábricas de modo que empezaron a exportar sus productos.
Esto los llevó a iniciar la conquista de nuevos mercados, o, dicho de otra forma al establecimiento de colonias al más puro estilo de España e Inglaterra. Pronto estarían explorando el sur de África y se adueñarían del comercio en Camerún, Guinea Ecuatorial, Togolandia (hoy República del Congo) y Tanzania. 
Por supuesto que la lógica del comercio entre un país avanzado con sus colonias siempre ha sido la misma, en este caso Alemania exportaba sus productos terminados a los precios que ellos querían y a cambio eran recompensados con materia prima y alimentos a precios infravalorados. 
Sin embargo, sabemos que el ascenso de un país en el escenario mundial no pasa desapercibido y en la medida en que la ambición imperialista de Alemania crecía, también aumentaban las preocupaciones y el resentimiento de sus principales competidores. 
De modo que no tardaron en llegar los primeros roces (principalmente con el Imperio Británico) derivados de la lucha por el dominio del mercado mundial.
En aquellos años el encargado de la política exterior del Segundo Reich Alemán era el todopoderoso canciller Otto Von Bismarck reconocido por los expertos como genio de la estrategia.
Bismarck no tardó en advertir el riesgo que corría Alemania, vislumbró rápidamente que una escalada de tensiones sería inevitable y emprendió la tarea de tejer alianzas con otros países. El canciller sabía mejor que nadie que el peor de los escenarios posibles era el estancarse en una guerra de larga duración en dos frentes; esencialmente con Francia al oeste y con Rusia al este.
Durante cerca de 20 años el sistema de alianzas diseñado por el canciller dio resultado y consolidó el poder del Reich, no obstante, ninguna alianza es eterna todas tienen fecha de caducidad.
Se dice que el arribo de un nuevo monarca en Alemania (el joven rey Whilhem II) y el retiro del canciller de hierro contribuyeron al inicio de una nueva política exterior de la cual Bismarck no tardó en presagiar que “en menos de 20 años todo lo que hemos construido será arruinado por la guerra” …cuánta razón tenía.


 


 


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