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Globalización desde la óptica Liberal-Conservadora

Arturo Romero Garrido

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Globalización desde la óptica Liberal-Conservadora
16 oct., 2023
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El discurso oficialista utilizado durante todo el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por el repudio sistemático del modelo económico denominado globalización, el cual ha dominado los mercados globales – no solamente en México- a partir de la segunda guerra mundial, aunque, dicho sea de paso, con mayor intensidad a finales de los años 80.
Realizando un análisis de las ideas vertidas en este sexenio, observo que la adopción del repudio hacia la globalización como filosofía política del presidente y, por tanto, del partido oficial, corresponde mayoritariamente a ciertas necesidades históricas, intelectuales y morales de la izquierda.
Opto por analizar el tema en diferentes épocas históricas.
Empecemos por decretar que el libre comercio y la apertura de los mercados globales ha sido un proceso histórico que se ha venido desarrollando e implementando a través de los siglos.
El descubrimiento del continente americano y su posterior colonización trajo consigo el preludio del mercado mundial con la inauguración de nuevas rutas comerciales marinas que iban de Asia, pasando por América y terminando en Europa.
El hecho no es menor, era la primera vez que las diferentes civilizaciones de la tierra lograban tener contacto entre sí.
Quizás la línea comercial más importante y conocida en su tiempo fue la denominada “ruta de la plata”, la cual conectó ciudades como: Manila-Acapulco-Puebla-Veracruz-Cádiz-Sevilla.
En ese entonces el trueque fue la moneda de cambio.
Y como siempre ha sucedido; hubo grandes ganancias que sirvieron para erigir reinos inmensamente opulentos, produjeron una casta de banqueros internacionales y grandes latifundistas.
Pero también hubo mucho de la otra parte; pueblos explotados que contemplaron –absortos- su permanencia en la pobreza…la historia de siempre.
La injusticia inherente del propio sistema económico creó con el tiempo un sentimiento de oprobio en la Nueva España.
Después de que México se independizara de España y comenzara a tomar fuerza una corriente ideológica liberal “reforma”, sus líderes se convencieron de que el país necesitaba una transformación económica -menos dependiente de España- para lograr un estado de justicia social.
Al final del día, aunque se obtuvieron ciertos logros sociales la realidad es que nunca estuvimos en las posibilidades de transformar la lógica económica del país.
Siempre dependientes de préstamos por parte de bancos de países extranjeros y a expensas de su voluntad para recibir un poco de tecnología.
Y claro que siempre será más fácil culpar a otros de nuestra desgracia, así funciona la mente humana.
Entonces, en ese momento histórico; ¿quiénes reunían las características para ser considerado como nuestro principal enemigo?
Entre otros; la corona España que ansiaba regresar y dominar a América, los políticos conservadores que añoraban que un monarca dirigiera las riendas del país, o, quizás, las ambiciones desmedidas de nuestro vecino del norte que encontraba en su frontera sur –norte de México- el terreno fértil idóneo para seguir expandiéndose a placer.
Lo anterior llevó al país a una lucha ideológica entre conservadores y liberales, la cual quedó trunca en el momento en que Porfirio Díaz acaparó todo el poder y se quitó de dilemas conceptuales.
Aquél debate parecía haber quedado en el olvido, pero no.
Muchos años después la historia se vuelve a repetir.
No es algo que nos deba de extrañar, su naturaleza por definición es cíclica y hemos llegado al punto de retorno.
Al igual que como sucedió hace 500 años, el comercio global –imparable- se instauró en México de una forma todavía más definitiva y legal al momento en que se firmó el Tratado de Libre Comercio. 
Existe un gran número de personas que continúan criticando al ex presidente de México Salinas de Gortari de haber firmado dicho tratado. Quizás parecen no darse cuenta que se trataba de una coyuntura inaplazable…
Si no se hubiera firmado en ese año, hubiera sido en el siguiente. No había nadie que pudiera detener la apertura de los mercados puesto que eran las consignas de los entes trasnacionales.
Al paso de los años la globalización trajo consigo la quiebra de innumerables empresas medianas y pequeñas. 
De manera particular en el Puebla la que fuera el eje motriz de la economía estatal, la industria textilera, quedó hechas cenizas. Y lo mismo ocurrió en otras entidades del país.
Y ante la crisis industrial en México comenzó a surgir nuevamente el debate -que parecía haberse quedado en el pasado- entre conservadores y liberales.
Los conservadores a favor de la apertura del mercado y de las reglas económicas impartidas por Estados Unidos y sus organismos.
Los liberales a favor de poner límites al tránsito de mercancía y de fortalecer las empresas del Estado.
Todo el contexto antes mencionado es lo que hace referir que: “la adopción del repudio hacia la globalización como filosofía política del presidente y, por tanto, del partido oficial, corresponde mayoritariamente a ciertas necesidades históricas, intelectuales y morales de la izquierda.”
Entendiendo a la izquierda como a la nueva clase de liberales del siglo XXI.
¿Estarán en lo correcto? ...sólo el tiempo lo dirá.


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