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Radiografía de una generación atrapada por las adicciones; los números hablan, by Gerardo Galicia

Nueva columna en Indagando Ando, por el Mtro. Gerardo Galicia

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Radiografía de una generación atrapada por las adicciones; los números hablan, by Gerardo Galicia
02 jun., 2025
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La drogadicción dejó de ser hace mucho una amenaza silenciosa para convertirse en una crisis que nos golpea en el rostro todos los días. Es una epidemia social y de salud pública que no distingue edad, clase ni territorio, y que arrastra consigo a miles de jóvenes en un ciclo que combina adicciones, violencia, desintegración familiar y muerte anticipada.

 

En este 2025, como parte del equipo de la empresa INDAGA y en colaboración con una asociación civil, desarrollamos una investigación seria y profunda sobre las causas del consumo de drogas entre jóvenes de 12 a 22 años. Con apoyo de psicólogos, sociólogos y médicos, aplicamos encuestas y entrevistas cara a cara para entender lo que, desde hace años, se nos ha estado gritando desde las calles, pero que parece no alcanzar los oídos del poder.

 

Cuando preguntamos a los jóvenes cuál creen que es la principal problemática que enfrentan, el 27.6% señaló directamente las adicciones, la drogadicción y el alcoholismo. Le siguieron la delincuencia y el pandillerismo (21.3%) y la desintegración familiar y violencia (19.1%). ¿Coincidencia? Difícilmente. Los tres factores forman un triángulo fatal donde cada uno alimenta al otro.

 

La salud tampoco se queda fuera de este retrato preocupante. A la pregunta “¿Cuál es el tema más importante para la salud de un joven?”, la respuesta con mayor peso fue la prevención y manejo de adicciones (37.6%), muy por encima de temas como la educación sexual (18.3%) o incluso la atención psicológica (20.4%). Es decir, los jóvenes tienen claro lo que los está matando, pero no están recibiendo la ayuda adecuada para enfrentarlo.

 

Peor aún: seis de cada diez jóvenes nos confesaron haber consumido alguna sustancia nociva para la salud. El alcohol, la marihuana, el cristal y otras drogas ya no son una novedad: están normalizadas, aceptadas e incluso compartidas en entornos familiares y sociales que, en vez de contener, empujan.


Las causas, según los encuestados, se reparten entre la curiosidad (26.1%), el gusto personal (26.5%) y la influencia de amigos (19.7%). Es decir, se consume por moda, por presión o por una búsqueda de escape.

 

Entonces, ¿qué falla? Información no nos falta. Existen sistemas nacionales, encuestas estatales y múltiples estudios sobre el tema. 

El diagnóstico está claro, los especialistas han hablado, las campañas esporádicas se han intentado… y sin embargo, no hay una estrategia integral que articule educación, salud y seguridad en una sola política pública constante y prioritaria.

 

Lo que sí falta —y urge— es voluntad política. Compromiso real de los tres órdenes de gobierno para tomar este problema como una emergencia nacional, con recursos, con continuidad y con presencia en cada escuela, en cada barrio y en cada hogar.

 

De lo contrario, lo que hoy es una alerta, mañana será una tragedia imparable. Y entonces, una vez más, diremos que ya era demasiado tarde.

 


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