Nueva columna en Indagando Ando, por el Mtro. Gerardo Galicia
La drogadicción dejó de ser hace mucho una amenaza silenciosa para convertirse en una crisis que nos golpea en el rostro todos los días. Es una epidemia social y de salud pública que no distingue edad, clase ni territorio, y que arrastra consigo a miles de jóvenes en un ciclo que combina adicciones, violencia, desintegración familiar y muerte anticipada.
En este 2025, como parte del equipo de la empresa INDAGA y en colaboración con una asociación civil, desarrollamos una investigación seria y profunda sobre las causas del consumo de drogas entre jóvenes de 12 a 22 años. Con apoyo de psicólogos, sociólogos y médicos, aplicamos encuestas y entrevistas cara a cara para entender lo que, desde hace años, se nos ha estado gritando desde las calles, pero que parece no alcanzar los oídos del poder.
Cuando preguntamos a los jóvenes cuál creen que es la principal problemática que enfrentan, el 27.6% señaló directamente las adicciones, la drogadicción y el alcoholismo. Le siguieron la delincuencia y el pandillerismo (21.3%) y la desintegración familiar y violencia (19.1%). ¿Coincidencia? Difícilmente. Los tres factores forman un triángulo fatal donde cada uno alimenta al otro.
La salud tampoco se queda fuera de este retrato preocupante. A la pregunta “¿Cuál es el tema más importante para la salud de un joven?”, la respuesta con mayor peso fue la prevención y manejo de adicciones (37.6%), muy por encima de temas como la educación sexual (18.3%) o incluso la atención psicológica (20.4%). Es decir, los jóvenes tienen claro lo que los está matando, pero no están recibiendo la ayuda adecuada para enfrentarlo.
Peor aún: seis de cada diez jóvenes nos confesaron haber consumido alguna sustancia nociva para la salud. El alcohol, la marihuana, el cristal y otras drogas ya no son una novedad: están normalizadas, aceptadas e incluso compartidas en entornos familiares y sociales que, en vez de contener, empujan.
Las causas, según los encuestados, se reparten entre la curiosidad (26.1%), el gusto personal (26.5%) y la influencia de amigos (19.7%). Es decir, se consume por moda, por presión o por una búsqueda de escape.
Entonces, ¿qué falla? Información no nos falta. Existen sistemas nacionales, encuestas estatales y múltiples estudios sobre el tema.
El diagnóstico está claro, los especialistas han hablado, las campañas esporádicas se han intentado… y sin embargo, no hay una estrategia integral que articule educación, salud y seguridad en una sola política pública constante y prioritaria.
Lo que sí falta —y urge— es voluntad política. Compromiso real de los tres órdenes de gobierno para tomar este problema como una emergencia nacional, con recursos, con continuidad y con presencia en cada escuela, en cada barrio y en cada hogar.
De lo contrario, lo que hoy es una alerta, mañana será una tragedia imparable. Y entonces, una vez más, diremos que ya era demasiado tarde.
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