...

Revoluciones; de arriba hacia abajo.

Arturo Romero Garrido

...
Revoluciones; de arriba hacia abajo.
07 oct., 2023
Compartir:


En un artículo recientemente publicado por el notable historiador ruso Fursov Ilych –uno de los mejores maestros de historia que tiene aquel país- en el portal Dzen, el profesor determina de manera contundente la mecánica bajo la cual se han llevado a cabo las grandes transformaciones políticas de su país.
Refiere sin titubear que las mecánicas de agitación en Rusia a lo largo de la historia poseen un patrón conductual que se repite de manera sistemática, ya sea en las convulsiones sociales de principios del siglo XVII donde convergía la desestabilidad interna con la amenaza de un ejército extranjero, en este caso el polaco, o principios del siglo XX cuando Rusia sufría los efectos de una guerra con Japón al tiempo en que los ideales de la revolución amenazaban el orden zarista. 
En el artículo publicado en Dzen el analista señaló que: “Nuestros historiadores han documentado con precisión que los disturbios comienzan con la lucha en la cima y luego parecen filtrarse, afectando inicialmente a los estratos más bajos de los grupos dominantes y a las clases medias y, finalmente, a la sociedad en su conjunto”.
Es decir, afirma que la causa natural de las sublevaciones, o por lo menos las más importantes que han tenido lugar en Rusia, se producen cuando las pujas entre las diferentes familias gobernantes -siempre ávidas por incrementar su poder- llegan a un punto en el que es imposible llegar a un acuerdo político que pueda contener las ambiciones desatadas de todos los grupos.
Entonces, al no poder llegar a un acuerdo en común no queda más opción que resquebrajar el orden establecido para tratar de instaurar uno nuevo, uno que sea más favorable a sus propios intereses.
Ante este escenario cabe hacerse una pregunta: ¿Este razonamiento es el común denominador de la mayoría de las insurrecciones?
Porque si las conclusiones a las que llega Fursov son ciertas entonces tendríamos que admitir que la mayoría de las denominadas revoluciones, aquellas que fueron impulsadas teóricamente por el pueblo bueno con el fin de lograr una reivindicación social son en realidad más un mito que una realidad.
De esta manera quedaría expuesto que la lógica de la agitación social tiene su origen dentro de la cúpula del poder.
Posteriormente en un efecto estilo cascada la inercia de las fuerzas vivas se desbordan y contagian a las capas inferiores teniendo un efecto multiplicador de arriba hacia abajo.
Quizás por eso existe una frase sumamente conocida que con cierto grado de sarcasmo nos revela una verdad sincera: “no se puede hacer la revolución con el estómago vacío”.
Si las condiciones sociales y económicas asfixian al pueblo los padres de familia difícilmente tendrán tiempo para estar pensando o maquinando un plan para reformar al Estado.
Todas sus energías estarían puestas en mantenerse en su trabajo para conseguir los alimentos básicos que le permitan subsistir. 
En un caso extremo bien podríamos decir que el principal objetivo de las clases oprimidas es regresar a la casa con un plato de comida…lo demás ya es ganancia.
Seguro que a la mayoría de los ciudadanos con personalidades contestatarias les cueste aceptar dicha premisa, pero sigamos analizando el tema.
El historiador menciona que: “La economía global moderna es en gran medida una economía criminal. Y este es un indicador de la crisis. A esto le sigue la criminalización de otras esferas como la social de arriba hacia abajo…”
En principio parecería que Fursov refiere que la criminalización social es relativamente reciente, sin embargo, no lo es.
En la época de oro de la cultura griega florecieron grandes pensadores, filósofos e historiadores que hasta la fecha siguen gozando de una gran fama y popularidad por sus trabajos.
Nombres como los de Aristóteles, Platón y Sócrates aparecen en todos los libros de historia y filosofía que tuvimos en nuestro paso por la secundaria y preparatoria.
¿Era aquella sociedad griega -semilla de la cultura occidental-  modelo de una comunidad funcional, justa y ejemplar?
A veces las apariencias engañan.
Si bien es cierto que en ese momento hubo un gran desarrollo económico y científico en Grecia que sirvió para sentar las bases de la cultura occidental, socialmente siempre existió una relación asimétrica entre la clase gobernante y las clases bajas.
Nadie duda que estos grandes pensadores tuvieron el talento y la perseverancia para desarrollar todo su trabajo.
Sin embargo, fue gracias al trabajo de los de abajo, es decir, al sacrificio de los esclavos que les permitió tener el tiempo y, por tanto, las condiciones suficientes para desplegar todo su talento.
Entonces, si no hubo una agitación social en la época dorada de la cultura griega no fue porque no existieran injusticias que tuvieran que ser reivindicadas, más bien, en la cúpula del poder no se llegó al rompimiento de los acuerdos fundamentales y, por tanto, no hubo efecto cascada de arriba hacia abajo.
Cierro con una última frase de Fursov que me resulta un tanto desesperanzadora: “Además, la salida de cada crisis individual no conduce a la salida de ella, sino que sirve como entrada a la siguiente”…ufff.


Síguenos en nuestras redes sociales