undefined
La administración de Joe Biden entra en su último año de gobierno en una fase de urgencia por tratar de resolver un sinnúmero de temas pendientes de su agenda política.
De hecho, el panorama para el partido Demócrata de poder mantenerse cuatro años más en la Casa Blanca con la reelección de Biden luce en principio complicado puesto que el país se encuentra política e ideológicamente dividido, como pocas veces se le ha visto.
Quizás el mejor ejemplo de esta división política que enfrenta aquel país y que tanto sus líderes como gran parte del electorado no han podido olvidar son los hechos ocurridos hace tres años cuando una marejada de personas –exaltadas- tomó el capitolio.
Aquel hecho se ha convertido sin lugar a dudas en un acto simbólico que ha puesto en relieve la alta degradación política y social de aquel país.
Sin duda, la democracia en Estados Unidos se resquebrajó en el momento en que Donald Trump puso en duda la victoria de los Demócratas arguyendo un fraude electoral -que muchos norteamericanos consideran ocurrió-.
Al final del día podemos decir que, aunque ese evento no cambió los resultados de las votaciones, sí marcó un precedente inusitado en la memoria colectiva.
Después de la efervescencia generada por las elecciones los Demócratas regresaron al poder y con ello tuvieron –se dice fácil- la oportunidad de corregir el rumbo y demostrar que la administración de Trump había sido errática en el manejo de la política interna y externa.
¿Qué ocurrió?...
Que los votantes no han encontrado las respuestas, es decir, las soluciones que esperaban en la nueva administración.
De acuerdo a diferentes encuestas elaboradas en Estados Unidos, cerca del 75% de la población considera que el rumbo que lleva la presidencia de Joe Biden no es la indicada.
Peor aún, los votantes consideran que el partido Republicano es más confiable que el partido Demócrata…ufff.
Nosotros en México ya hemos visto lo que pasa cuando la gente pierde la confianza en un político o en un partido político. Por ejemplo, el PRI omnipresente en todo el territorio nacional ha pasado de ser el partidazo a estar en camino de convertirse en un partido satélite del PAN.
Indudablemente los partidos se deben a la confianza que la gente les deposita.
Regresando al tema de las elecciones norteamericanas, en noviembre de este año el pueblo tendrá que refrendar su respaldo al actual líder – Joe Biden- o elegir a uno nuevo – muy posiblemente Donald Trump-.
Sin embargo, los norteamericanos deberían de darse cuenta que desde hace mucho tiempo existe una continuidad en la política interior y exterior del país que prácticamente no cambia, no importando el partido en el poder.
Es decir, más allá de las diferencias entre los colores de los dos partidos políticos o la asimetría entre las personalidades de sus candidatos, las líneas de acción que el país toma son casi inamovibles.
Existe por tanto una continuidad entre diferentes presidencias de cómo debe ser el papel que juega Estado Unidos en el mundo.
Y es que de esa actuación en diferentes flancos como el económico, financiero, político y militar depende su preponderancia en el futuro.
Al respecto, uno de los temas que de manera personal llama más mi atención es el que tiene que ver con la estrategia en Seguridad Nacional.
Recordemos que la política exterior de Donald Trump terminó por decidir que era indispensable retirar a las tropas en diferentes regiones del Medio Oriente como Siria, Irak y Afganistán al considerar que mantener a miles de soldados fuera del país resultaba altamente costoso.
En cambio, intentó reorientar todas sus fuerzas contra China y Rusia. En este sentido la administración de Donald Trump se caracterizó por mantener una guerra económica con China, llevando a su país a imponer mayores restricciones comerciales en las importaciones.
Por su parte, la administración de Joe Biden ha dado pasos de mayor alcance al apoyar el frente contra Rusia entregando todo tipo de ayuda – económica y militar- a Ucrania, al tiempo que intensifica la custodia de Taiwán realizando ejercicios militares con buques de guerra.
La lógica de la continuidad bélica en la política exterior resulta simple si observamos que si Estados Unidos logra mantener su liderazgo sometiendo a sus competidores entonces tendrá la capacidad de mantener un desarrollo económico que derive en bienestar – y por tanto en felicidad, armonía y unión- para su pueblo.
De no lograrlo, como ha estado sucediendo en los últimos 20 años, la división interna seguirá en aumento hasta llegar a un punto en el que el Estado comience a perder la gobernabilidad al interior.
Termino por citar al reconocido analista Paul Kennedy quien señaló en uno de sus libros que “las grandes potencias decaen debido a su sobre extensión imperial”. ¿Será?
San Andrés Cholula, Puebla. 11 de Julio de 2024
25 sep., 2024Leer más
Redacción
24 sep., 2024Leer más
San Andrés Cholula, Puebla. 26 de Julio de 2024
25 sep., 2024Leer más
Redacción
24 sep., 2024Leer más
Redacción
27 oct., 2024Leer más
Redacción
27 oct., 2024Leer más