Arturo Romero Garrido
La esperanza de la oposición.
Recientemente el analista político Gabriel González Molina reapareció en los medios nacionales para publicitar el último de sus libros: “Switchers S2 el segmento de la orfandad”.
Para empezar, debo decir que me llamó poderosamente la atención que fueron pocas la personas que hicieron eco de la publicación del libro a pesar de que la información contenida resulta ser bastante atractiva.
Sobre todo, para aquellos ciudadanos que están al pendiente del termómetro político nacional y que rastrean lo datos más relevantes publicados en los diferentes medios de comunicación.
Y es que González Molina muestra en su libro una serie de análisis que ha estado elaborando a través de los años los cuales deberían de resultar, a decir de la oposición, sumamente importantes porque dejan el camino abierto para pensar- quizás soñar- que la elección del próximo año todavía no está decidida.
Pensamiento contrario a lo que muchos simpatizantes, militantes y propagandistas de la 4T mencionan al respecto.
Sin dar más largas, empecemos con el análisis del contenido fundamental del libro.
Uno de los análisis más importantes que menciona González Molina tiene que ver con la diferencia marcada que existe entre la aprobación presidencial por parte de la ciudadanía y la votación efectiva que podría recibir por parte del pueblo en una elección.
Parece lo mismo, pero en realidad son dos cosas completamente diferentes.
Al respecto, de manera personal he escuchado un sinnúmero de veces en pláticas de café que la alta aprobación del presidente -estimado en un 62% de acuerdo a diferentes estudios- es un elemento que se transmitirá de manera casi automática a su candidata Claudia Sheimbaum, y que, por tanto, es un elemento suficiente para garantizar la victoria.
Doble error de cálculo para aquellos que piensan así, primero porque la aprobación, liderazgo y personalidad del presidente no es heredable a nadie de los suyos.
Y, en segundo lugar, porque de acuerdo a González Molina la aprobación del 62% del presidente tan solo se traduce a un 42% de votación efectiva en una elección.
La cifra antes mencionada, la del 42% de votación efectiva, corresponde entonces al techo electoral que tiene en estos momentos el partido Morena, el cual, difícilmente podrá subir o bajar de manera sustancial.
La composición de la votación efectiva de 42% se integra por el 21% de voto duro de Morena aunado a otro 21% de votantes switchers que en este momento simpatizan con la ideología y narrativa esgrimida por la 4T.
La buena noticia para Morena es que el techo electoral es muy alto y basta con que el próximo año el nivel de participación ciudadana no alcance el 65% para que pueda obtener la victoria de acuerdo al modelo realizado por el escritor.
Recordemos que en el 2018 en las elecciones presidenciales donde Andrés Manuel López Obrador ganó de manera contundente, la gente salió a participar como pocas veces lo ha hecho, llegando a alcanzar el 63.5 % de participación ciudadana.
También resulta sumamente importante decir que la amplia participación ciudadana del 2018 se debió en gran medida al entusiasmo y la esperanza que el tabasqueño generó en todo el país, el cual, ya había recorrido en su totalidad durante más de 12 años de campaña.
Bajo esta lógica una de las preguntas más importantes que resultan de la lectura es: ¿podrá el Frente Opositor generar una alta expectativa que logre impulsar una participación electoral del 65%?
Para lograrlo su candidata Xóchitl Gálvez junto a su equipo de campaña –en especial la parte intelectual y publicitaria - tendrían que elaborar un discurso claro y preciso que vaya enfocado directamente a estimular y convencer al amplio electorado switcher S2 de salir a votar por ella.
Ahí deberían de estar enfocadas gran parte de las baterías del Frente Opositor, aunque hasta el momento, poco a nada de esto se ha visto pues no existe una línea discursiva clara por parte de Xóchitl Gálvez que haga mención de que es posible un México mejor a través del esfuerzo del trabajo, emprendedurismo, libre mercado, etc., etc.
Señalo dos datos más que resultan fundamentales para el análisis del proceso electoral del próximo año, aunque de manera personal no me convencen los porcentajes a los que llega el autor.
Existe un 33% del electorado que está abiertamente en contra de Morena y sus aliados, de esta muestra no todos están dispuestos a salir a votar.
Por otro lado, el autor estima que existe un 35% de ciudadanos que están en desacuerdo con Morena, aunque no están tan alejados ideológicamente con el proyecto. Al igual que la muestra anterior no todos saldrán a votar - a favor o en contra- pero su tamaño es tal que una alta participación puede cerrar la elección.
Por tanto, este sector denominado switcher S2 es la esperanza de la oposición, es un electorado que no vota por un partido en específico, sino más bien, por un proyecto de nación.
Ya veremos si la oposición los puede convencer…