Redacción
Siguiendo la misma línea discursiva trazada en el artículo anterior –el cual pueden consultar como siempre en el portal encuadrenoticias.com- referente a los cambios profundos que está provocando el vertiginoso desarrollo tecnológico de nuestros tiempos, quisiera seguir abundando sobre algunos aspectos de la vida que continuarán transformándose en los años por venir.
Recordemos que el escritor Mario Martell en su último libro “nativo digital” expone de manera muy clara la preocupación de manera muy particular del gremio de los escritores por la aparición de aplicaciones como el chat gpt o su similar asiático, herramientas que han surgido en la incipiente era de la Inteligencia Artificial.
La verdad es que su preocupación no es para menos, estamos viendo tan sólo el inicio de una nueva era civilizatoria con todo lo que esto involucrará…
Comentábamos también que la rapidez y complejidad con la que estas aplicaciones pueden crear poemas, novelas y guiones es sumamente asombroso.
La IA supera por mucho la destreza humana y esto nos lleva a pensar si llegará el día en que los escritores se conviertan en una especie en peligro de extinción.
En Hollywood, por ejemplo, ha estallado ya la primera de estas crisis que involucra al sindicato de actores –liderados por nuestra niñera favorita- en contra de las grandes compañías cinematográficas pues consideran que su trabajo está en riesgo por el uso de nuevas tecnologías.
De modo que es posible que en los próximos años el campo de acción de los que estudien la licenciatura de filosofía y letras se contraiga.
Este hecho generaría que cada vez menos jóvenes opten por estudiar tal profesión y si esta tendencia se mantiene por mucho tiempo llegaremos al día en que será poco común que veamos en el campo universitario a un estudiante que desee ser escritor o poeta.
Como el espacio que deje el hombre lo ocupará casi de inmediato la máquina, en un futuro no muy lejano las grandes obras literarias –en cualquiera de sus versiones- podrán ser de la autoría de la IA y no del hombre.
Así, los grandes héroes de la literatura como Dickens, Shakespeare, Cervantes, etc. serán superados en cantidad por la nueva entidad de la IA.
Entonces, ¿ya no habrán nuevos héroes o estrellas de la literatura? Claro que no, gracias al talento humano siempre aparecerá un nuevo virtuoso capaz de crear nuevas historias, sin embargo, no podremos competir en cuestión de productividad-cantidad -y quizás en contenido-.
Por supuesto que este artículo es un ejercicio de imaginación, así que continuando con esta premisa vale la pena preguntarse si llegará el momento en que dejen de surgir nuevos héroes o estrellas (de la literatura, de la política, de la filosofía) que transformen la manera en que entendemos a la sociedad.
Repito, cada vez la IA estará a cargo de muchas de las acciones y decisiones que hoy en día son tomadas por el hombre.
Lo anterior me lleva a recordar un evento sucedido en los momentos más álgidos de la Guerra Fría.
La confrontación que la Unión Soviética y los Estados Unidos de Norteamérica tenían por prevalecer después de la segunda guerra mundial llevaba una tendencia in crescendo.
Cada bando tenía razones suficientes para desconfiar del otro y la carrera espacial y armamentista eran resultado de esta pugna.
Bajo este contexto es que surge la siguiente historia.
EL HÉROE RUSO
Todo parecía indicar que sería un día tranquilo, común y corriente.
De esos días en los que uno sospecha que no pasará nada nuevo, donde la rutina se impone una vez más en nuestras vidas.
Era el lejano año de 1983 – para ese entonces yo tendría 3 años-.
Sentado como de costumbre frente a los monitores de la central de inteligencia rusa se encontraba el militar Stanislav Petrov, encargado de revisar de manera continua las señales de los radares.
Cuando de pronto una de las pantallas cambió súbitamente de color, de negro a rojo y el sonido de alarma comenzó retumbar como tambor de guerra en las cuatro paredes de la oficina.
Con sobresalto Stanislav Petrov observó que el radar había detectado la presencia de un misil que iba con dirección a Rusia.
-Calma, debe ser un error- pensó de inmediato.
Segundos después otra pantalla cambió de color y volvió a prender las alarmas.
Ya no era uno, ni dos, sino cinco los misiles detectados por el radar.
El militar sabía que de ser cierto lo que estaba observando en las pantallas la destrucción de Moscú estaba garantizada…ufff.
Entonces en un acto de frialdad y contención de emociones decidió no notificar nada a sus superiores ni de activar el botón de contraataque, lo que involucraría la destrucción del enemigo.
Después de cierto tiempo los misiles del radar desaparecieron…falsa alarma.
Era tan solo una falla en el sistema operativo.
¿Qué hubiera hecho la IA si hubiera estado en ese caso hipotético?
Hoy Stanislav Petrov es considerado como un héroe en su patria, pero como bien mencionamos anteriormente quizás sea el último en su género porque seguramente la entidad será la próxima en tomar ese tipo de decisiones y ello desencadenará en el ocaso de nuestros héroes, o por lo menos, de cierto tipo de héroes… y claro de algunos decesos también.