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Regionalismo Asiático en 3 Fases

El mega proyecto emprendido por China conocido como la ruta de la seda impulsará en los próximos años la creación de un nuevo regionalismo asiático que se implementará en 3 diferentes fases.

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Regionalismo Asiático en 3 Fases
29 jun., 2022
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Regionalismo Asiático en 3 fases

 

El mega proyecto emprendido por China conocido como la ruta de la seda y la ruta transiberiana se muestran en principio como dos corredores eminentemente comerciales.

Efectivamente se trata de un instrumento mediante el cual los productos terminados de las fábricas chinas se transportarán de manera segura y rápida a diferentes países asiáticos y europeos.

Este lazo comercial que, como es de suponerse, tendrá un estatus in crescendo con el paso de los años, vinculará con mayor profundidad la economía de China con cada uno de los lugares por los cuales estarán transitando sus modernos trenes de alta velocidad.

De manera que, para los que consideran que la globalización como modelo de comercio internacional se encuentra en su etapa final, creo que se están equivocando, o por lo menos en el corazón de Asia en países como Pakistán, Afganistán, Turquía, Rusia, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán y en Europa en la zona de los Balcanes donde todos están interesados por la presencia china.

Ávidos por recibir cualquier tipo de impulso en infraestructura o financiamiento de instituciones bancarias como el Banco Asiático de Inversiones, estos países están abriendo sus puertas de par en par.

Saben por experiencia que de Occidente no han recibido ni recibirán nada, siempre han sido menospreciados, en cambio, ahora tienen la oportunidad de involucrarse en un nuevo modelo de desarrollo que luce prometedor.

Podemos afirmar que se trata de un nuevo regionalismo comercial que en principio contaría con mínimas barreras arancelarias para mantener las mercancías con impuestos bajos, al estilo de lo que nosotros conocíamos como TLCAN, hoy T-MEC.

A mediano plazo esta interconexión derivará en un fortalecimiento de las cadenas productivas regionales de producción y, por tanto, en una vinculación cada vez más estrecha entre los diferentes países.

Cuando esto suceda, es decir, cuando el regionalismo meramente comercial se encuentre lo suficientemente establecido y aceptado por todos sus integrantes, comenzará entonces a desarrollarse la segunda fase de este proceso de regionalización.

Esta segunda fase consistirá en establecer una agenda común político-militar entre todos los países, la cual sobra decir, será impulsada principalmente por China y con el respaldo militar de Rusia.

Aquí es donde la alianza militar entre Rusia y China resulta fundamental para asegurar la paz y la seguridad en la región, y es la mejor forma de disuadir que otras potencias extranjeras intenten desestabilizar la ruta comercial.

Justo en estos momentos donde se libra el conflicto entre Ucrania y Rusia, ha sido más que evidente la importancia de la alianza existente entre China y Rusia, la cual ha ayudado a esta última a “sobreponerse” en cierto grado de las múltiples sanciones económicas impuestas por Occidente, las cuales, de acuerdo a distintos medios de comunicación han afectado a la economía de ese país en un 15%, lo que resulta insuficiente para generar un caos generalizado.

Si no fuera por el apoyo de China e India, el impacto económico sería mucho mayor y entonces sí comprometería seriamente la estabilidad interna de Rusia.

La consumación de esta segunda fase de regionalización bien podría equipararse a lo que actualmente representa la OTAN, es decir, a una política de defensa común entre los países miembros y con la posibilidad de expandirse hasta Europa.

Sería el equivalente a lo que alguna vez fue el Pacto de Varsovia, donde los países del Este de Europa formalizaron una alianza militar con la URSS abanderándola.

Ahora, si bien es cierto que las 2 primeras fases de la regionalización asiática son hechos de gran relevancia, la 3era fase constituirá la piedra angular del nuevo orden mundial que se avizora.

Se trata de la creación de un nuevo sistema financiero y monetario que no pueda ser obstaculizado por la dupla anglo-americana y para que eso pueda ocurrir, tendrán que olvidarse del dólar como moneda de pago y acuñar una nueva moneda internacional…ufff

¡Ese sí que será el final del mundo unipolar!

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