Arturo Romero Garrido
La nueva realidad de la geopolítica a nivel mundial, es decir, de las relaciones diplomáticas entre los diferentes países están produciendo cambios radicales en distintos sectores estratégico siendo el eje comercial uno de los más sensibles.
De manera particular hemos podido observar como se ha ido exacerbando la competencia –lucha en realidad- de diferentes empresas insignia del establishent norteamericano y sus nuevos rivales chinos.
Existen muchos ejemplos de lo anterior, por ejemplo, la disputa que mantienen todavía los dos gigantes de la tecnología Google y Huawei cuyas repercusiones se han extendido en diferentes países del mundo.
Sin duda uno de los casos más polémicos y emblemáticos resultado de esta disputa comercial se dio con la detención de la futura heredera y directora financiera de Huawei, la Licenciada Meng Wan cuando ésta se encontraba en medio de una gira de trabajo en Canadá.
En aquella ocasión y sin decir agua va las autoridades canadienses llevaron a cabo la detención siguiendo al pie de la letra las instrucciones por parte de las autoridades del Departamento de Justicia norteamericana.
¿Cuál fue la “justificación” para realizar el arresto? Supuestamente la violación por parte de Huawei de sanciones estadounidenses en contra de Irán… ajá. No hacía falta decir que el trasfondo era uno muy diferente.
En aquel no tan lejano 2018 la guerra comercial que Donald Trump había decidido emprender de manera abierta se encontraba in crescendo y la detención de Meng Wan fue la muestra de que el asunto era serio, que no se trataba de un bluff en medio de un juego de póker.
Hubo analistas que consideraban que la derrota de Donald Trump en los comicios electorales estadounidenses podrían atemperar las relaciones comerciales con China, sin embargo, no ha sido así.
El planteamiento general de la política exterior implementada por Norteamérica sigue elevando la apuesta.
Por un lado, incitando el nacionalismo ucraniano -mal entendido por diferentes sectores radicales de ultra derecha- y que ha derivado en el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, el cual está cerca de cumplir un año.
Y por otro, con el respaldo político a la autonomía de Taiwán (esa pequeña isla de un valor económico e industrial invaluable), lo que exaspera el temperamento suspicaz e inquieto de los líderes del partido comunista chino.
Como olvidar el viaje que a mediados del año pasado realizara la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi a Taiwán pese a las amenazas esgrimidas por China lo que contribuyó a empeorar el clima ya de por sí tenso entre ambos países, resaltando frases contundentes como la de la Pelosi cuando sentenció que: “Estados Unidos ha venido para dejar en claro que no abandonaremos a Taiwán”.
Con todos estos antecedentes es como hemos iniciado el año 2023 y no hace falta decir que la situación está muy lejos de mejorar.
La ruptura entre occidente y los países asiáticos han llegado a un punto tal que diversos analistas económicos han comenzado a sostener la tesis de la eventual relocalización de inversiones para la futura instalación de fábricas hacia otros países que no representen un enemigo potencial directo.
Y es que la apertura comercial de Deng Xiaoping con todas las facilidades y seguridades que el estado otorgó a las trasnacionales aunado a su papel de contrapeso a la extinta Unión Soviética llevaron al país asiático a convertirse en el centro de atracción de las grandes inversiones en el mundo.
Hoy quieren frenar esa tendencia y el término de friendshoring parece ponerse de moda.
De manera personal debo decir que no me queda claro si se tratará de una política de comercial a largo plazo o si como lo mencionan los escépticos supone una tendencia pasajera.
En cualquiera de los dos casos la cercanía con Estados Unidos y Canadá nos ofrece una oportunidad inigualable y nunca antes vista en nuestro país.
Si el gobierno en su conjunto desarrolla la capacidad de generar las condiciones necesarias para volverse un punto atractivo para la captación de inversiones trasnacionales, entonces podría hacerse realidad el friendshoring.
En una próxima entrega abordaremos cuáles son precisamente las políticas públicas que el Estado puede implementar.