Arturo Romero Garrido
Mucho se ha comentado en los últimos meses acerca de la tensa situación que se vive en Ucrania, país de gran importancia en el tablero mundial por fungir como la puerta de acceso entre Rusia y la Unión Europea.
Históricamente Ucrania nunca ha sido lo suficientemente fuerte como para garantizar su existencia como estado nación y por consecuencia su independencia política-administrativa respecto a naciones vecinas.
Por ejemplo, cuando a mediados del siglo XVII los pobladores de lo que se consideraba la extinta Rus de Kiev decidieron unir sus fuerzas para expulsar a los invasores e intentaron volver a construir un estado independiente, su plan no tuvo un éxito duradero pues pronto formarían parte de los designios de los grandes países.
De modo que los ucranianos han estado siempre entre la espada y la pared, en una época inmersos en la disputa entre el imperio ruso vs imperio Austro-Húngaro y ahora entre la OTAN y Rusia.
Además de los intereses extranjeros que buscan siempre la desestabilización de aquél país, el capricho de la naturaleza ha querido dividir el territorio en dos partes, este y oeste separados por el río Dniéper. Por otro lado, tenemos que el idioma es otro de los factores que convierten a Ucrania en un país heterogéneo ya que de acuerdo al último censo cerca del 30 % de la población tiene como lengua materna el ruso, concentrándose la mayoría de ésta en la región sur y este del país.
Aun así, con la mezcla de todos estos elementos sería posible mantener la estabilidad del país siempre y cuando no te confrontes de manera abierta con tus vecinos rusos y eso es precisamente lo que han hecho en los últimos años y de manera más acelerada desde que el presidente Zelenski llegó al poder.
Recordemos que la relación entre Ucrania y Rusia se tornó más tersa desde el momento en que los primeros manifestaron el deseo de adherirse a la OTAN lo que simbolizaba casi casi una declaración de guerra.
A partir de ese momento (principios de 2008) el proceso de ingreso a la OTAN ha sido un camino tortuoso y si no han podido culminar esa tarea es porque no terminan de cumplir con los requisitos establecidos.
Porque como en todo club, grupo, colegio o colectivo para poder formar parte de ellos necesitas cubrir con ciertos requisitos básicos y la OTAN no podía ser la excepción.
Veamos, de acuerdo con el artículo 10 del Tratado del Atlántico del Norte solo los países europeos son candidatos para poder convertirse en nuevos miembros, obviamente este punto se cumple por default, además, el país interesado necesita de la aprobación de todos los miembros, que en estos momentos son 30, en este punto tampoco se tiene problema.
Siguiendo el Plan de Acción de Membresía, es obligatorio que todo país que quiera ser parte de la OTAN modifique sus leyes/constitución para que éstas sean compatibles para la cooperación internacional.
Aquí la razón por la que en los últimos años en Ucrania se han llevado a cabo diferentes enmiendas constitucionales, por ejemplo, la llevada a cabo en 2019 la cual fue bastante controvertida porque eliminaba de un plumazo el fuero de los diputados rompiendo así el equilibrio de poderes. Esta fase de modificaciones legales llegó a su última fase cuando en el 2020 se aprobó lo que denominaron la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional terminando así su alienación (en realidad sometimiento) a quienes manejan a la OTAN.
En ese momento parecía que Ucrania tenía todo para ingresar a la OTAN, sin embargo, ¡oh sorpresa! a Rusia nadie le pina la cara y menos en estos tiempos en donde se encuentra en franco ascenso.
El único requisito por cumplir de acuerdo al PAM que no depende exclusivamente de Ucrania es el referente a la solución de conflictos territoriales con otros países y de aquí es donde se desprende todo lo que estamos viendo.
Por lo menos en teoría, mientras Rusia y Ucrania no resuelvan sus diferencias sobre la posesión de la península de Crimea la cual representa una posición estratégica por su acceso al mar negro, Ucrania no estaría en condiciones de cumplimentar los requisitos que la OTAN le exige.
Y si un día, Ucrania decidiera –lo dudo mucho- olvidarse de Crimea mostrando así voluntad política y resolver así su conflicto territorial, entonces Rusia tendría que apretar más y trataría de anexar alguna de las provincias sureñas como Odesa, Kherson o Donetsk, promoviendo así una nueva guerra…es el clásico juego de nunca acabar y en el que Ucrania tiene mucho más que perder.
Dicho la anterior, considero que Rusia no está interesada en invadir y adueñarse de todo Ucrania ya que se trata de un país dividido y económicamente deteriorado. Lo que busca por el momento será un conflicto permanente que durará hasta que Ucrania cese en su intento de adherirse a la OTAN.
Así los acontecimientos en el planeta en el pasado fin de semana; mientras los ucranianos se encuentran en el corazón de la intriga y la zozobra, los rusos amenazan con un posible ataque sorpresa y los norteamericanos inmersos en todos los tramas, observan con sentido patriótico los vuelos de sus aviones de combate en el cielo de California para dar inicio al Super Bowl.